Olga Grigoreva-Klimova

Nacida en la ciudad de Shchelkino (Crimea) en 1984. Graduada de la Escuela de Arte de Crimea Nikolai Samokish y de la Academia Nacional de Bellas Artes y Arquitectura de Ucrania (Kiev).

Gran Maestra del retrato.

Sus actividades expositivas comenzaron en 2007.

Sus obras se encuentran en colecciones y galerías privadas de Rusia, Ucrania, Estados Unidos, Taiwán, Rumania, China, Inglaterra, Suiza, Francia, Países Bajos, Polonia, Israel y Emiratos Árabes Unidos.

“Si consideramos simbólicamente la actividad del artista, entonces las bellas artes son una mirada. El artista trabaja a través de la contemplación, y todo lo que llega a su atención refleja, en cierta medida, la visión que su humanidad tiene de tal o cual cosa. El tema central de mi obra es el hombre. Y tengo muchas más preguntas que respuestas. ¿Qué es una persona y qué es un humano? Hoy en día se pueden comprar platos pintados uzbecos, tanto en Uzbekistán como en Crimea, en San Petersburgo y Dios sabe dónde más. La replicación, el refinamiento, la reproducción, la accesibilidad y la falta de unicidad, aparentemente por la conveniencia de la vida, en última instancia, empobrecen esta vida hasta tal punto que las irregularidades y limitaciones del ser humano se sienten como la necesidad de oxígeno en una habitación mal ventilada. Lo tenemos todo, pero esto sólo hace que el sentimiento de carencia sea más pronunciado. Siempre agujereada, con una sensación de insoportable ausencia de algo, una persona es una oportunidad para escapar de la trampa del mito de que se puede llenar el vacío interior con algo material o alguien. Pintar es un acto de cognición, una apelación constantemente repetida a la evidencia como la única forma disponible para estudiar nuestro entorno. Y, en mi opinión, las tareas del realismo y su lenguaje son las más coherentes con este objetivo. Tengo que ser honesto conmigo misma: no tengo más que la evidencia directa”